Ban Ki-moon, Secretario General de ONU, exigió una acción internacional para detener la guerra civil en Siria, diciendo que es "una calamidad regional con ramificaciones globales. Es el deber de nuestra generación ponerle fin a la impunidad de los crímenes internacionales en Siria y en otros lugares." En su discurso de apertura del 67º periodo de sesiones de la Asamblea General de ONU, Ban dijo que la comunidad internacional no debe mirar hacia otro lado mientras los “espirales de violencia están fuera de control", y agregó que "brutales" abusos estaban siendo cometidos por el gobierno del presidente Bashar Al-Assad; "Hago un llamado a la comunidad internacional -en especial a los miembros del Consejo de Seguridad y los países de la región- para apoyar de manera sólida y concreta los esfuerzos del enviado Lakhdar Brahimi”, señaló Ban.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, en su discurso pidió más "sanciones y consecuencias" por las atrocidades en Siria y dijo que el gobierno del presidente Al-Assad debe llegar a su fin ya que "El futuro no debe pertenecer a un dictador que masacra a su pueblo. Si hay una causa que pide a gritos una protesta en el mundo de hoy, es un régimen que tortura a los niños y dispara cohetes a edificios de apartamentos." Obama también advirtió que la comunidad internacional debe actuar para evitar que el levantamiento contra Al-Assad se convierta en "una espiral de violencia sectaria" y afirmó el deseo de EE.UU. de una Siria "que está unida e inclusiva, donde los niños no necesiten temer a su propio gobierno, y todos los sirios tienen algo que decir sobre la forma en que son gobernados sean sunitas, alawitas, kurdos o cristianos"
Mientras que algunos países, especialmente del mundo árabe, han pedido una acción internacional más dura para detener la violencia en Siria, el Consejo de Seguridad está ha estancado, ya que Rusia y China han vetado tres resoluciones que condenaban al gobierno de Al-Assad. Qatar dijo que era el momento de actuar fuera de las Naciones Unidas, el Emir de Qatar, Sheikh Hamad bin Khalifa al-Thani, recalcó la necesidad que los países árabes ayuden con los deberes humanitarios, políticos, militares y hagan todo lo que sea necesario para detener el derramamiento de sangre en Siria.
En su primer discurso ante ONU, el presidente francés François Hollande se unió al pedido de Obama sobre el fin del régimen sirio y criticó al Consejo de Seguridad por su "inercia" en el asunto. Hollande dijo que el gobierno del presidente Al-Assad "no tenía futuro", y reiteró que Francia reconocerá un gobierno de oposición tan pronto como uno sea formado ya que "El régimen sirio nunca encontrará su lugar en la comunidad de naciones. No tiene futuro entre nosotros. Por eso, Francia reconocerá a un gobierno provisional que represente a la nueva Siria libre una vez que se haya formado”.
El discurso de Hollande fue uno de los más duros ya que demandó a Naciones Unidas la protección de las zonas liberadas por los rebeldes en Siria, pero una protección creíble de las áreas "liberadas" requerirán de zonas de exclusión aérea patrulladas por aviones extranjeros; esta opción tendrá pocas posibilidades de prosperar dentro del Consejo de Seguridad dada la continua oposición de Rusia y China. Hollande también advirtió a Irán que Francia no iba a tolerar Teherán continúe haciendo alarde de sus obligaciones internacionales y amenazando la estabilidad de la región, en especial dentro del conflicto sirio.
La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, también intervino en la ronda inaugural y señaló que su país condena la violencia en Siria y que "no hay solución militar" a los problemas en el terreno. Brasil, que tiene aspiraciones de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad, se ha ofrecido como mediador en Oriente Medio, por caso durante la crisis nuclear de Irán en 2010; si bien históricamente Brasil ha sido reacio a apoyar una intervención armada en otros países, el gobierno de Rousseff ha comenzado a utilizar un lenguaje más fuerte para Siria en las últimas semanas luego del incremento de las muertes de civiles.
Medios estatales y residentes indicaron que una serie de explosiones golpeó el Edificio del Comando General del Estado Mayor (Hay'at al Arkan), una de las sedes militares más importantes, en la Plaza de Umayad corazón del centro de Damasco. Según un comunicado de las Fuerzas Armadas, los jefes militares resultaron ilesos y sólo un número de guardias resultaron heridos por las explosiones.; el ministro sirio de Información dijo que el ataque había causado "daños materiales únicamente" y que las fuerzas de seguridad estaban persiguiendo a "terroristas armados".
Los combatientes rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) tomaron las alturas rocosas por encima de la gran ciudad de Al-Atarib, al oeste de Aleppo, y ahora tienen la mirada puesta en la "Base 46". Esta instalación militar es vital para el régimen sirio, donde unos 1.000 soldados del régimen están atrapados y es el último eslabón en el camino a Aleppo; los ataques rebeldes han sido constantes en los últimos días y el ELS sostiene que ha reunido unos 1.500 combatientes de toda la región para un ataque decisivo, el "general" Ahmad Al-Fajj, nativo de Al-Atarib, señaló que el mayor inconveniente son los MIG de la Fuerza Aérea siria.
Aunque todos los indicios sugieren duros reveses para los militares sirios, el núcleo duro de las FFAA ha decidido permanecer con Al-Assad; en parte porque los rebeldes no han avanzado en el terreno de manera definitoria y de hecho las acciones están en un callejón sin salida. Los enfrentamientos son en realidad una guerra de desgaste que plantea una lucha por la supervivencia más que una lucha por el poder. Los golpes sufridos por el régimen lo han debilitado pero no lo han quebrado, por lo que su colapso no será viable en el corto plazo.
En la vereda de enfrente, las potencias occidentales y árabes tienen más interés en el derrocamiento del régimen sirio que en la generación de una oposición coherente con el escenario pos Al-Assad donde la sociedad está fragmentada en grupos religiosos y étnicos. La carencia de iniciativas que le garanticen seguridad a los alawitas y cristianos es un factor clave en la continuidad del presidente Al-Assad, estos grupos seguirán apoyando al régimen sirio más por temor que por convicción.
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