miércoles, 19 de septiembre de 2012

La distorsiones de la oposición en Siria


Detrás de las operaciones militares del Ejército Libre Sirio (ELS) en contra de las fuerzas del gobierno se encuentra otra guerra más reservada y secreta: los suministros de ambos bandos en pugna. Para comprar gasolina y materiales artefactos necesarios por su ejército, Siria se ve obligada a burlar las sanciones estadounidenses y europeas y para ello depende en gran medida de su aliado ruso. En cuanto a los rebeldes, se basan en una coalición de naciones occidentales y del Golfo que les suministren armas, pero el equipo es rudimentario y llega con moderación. Este apoyo es condicional y ha distorsionado la forma de la oposición.

No hay ninguna facción oficial de Al-Qaeda en Siria, en parte los porque los intentos de crear un grupo se vieron afectados por la represión del gobierno sirio en la década de 2000 y los grupos sobrevivientes -en su mayoría- estaban vinculados con el movimiento insurgente iraquí; pero los enfrentamientos con fuerzas estatales los pusieron al borde de la desaparición y sirios que participaban de manera individuales recibieron entrenamiento teórico en técnicas guerrilla que el entrenamiento formal de los miembros de Al-Qaeda.

Durante el año 2012, varios grupos se han formado y el espectro de las facciones radicales religiosas está compuesto por una gran cantidad de pequeñas redes locales y sobre todo, algunas de las cuales aún no tienen un nombre, y que son vagamente definidas como facciones religiosas pero dentro de los movimientos yihadistas y salafistas, siendo difícil distinguirlos. Esta situación se explica por la necesidad de adoptar algunas características comunes, por ejemplo, muchos grupos insurgentes hablarán de la yihad y el uso de símbolos asociados con al movimiento transnacional salafista-yihadista -como la bandera negro y blanca popularizada por Al-Qaeda en Irak- aunque dichos grupos no son islamista, no puede ser considerado como un parte del movimiento salafista-yihadista sino que pertenecen a la Hermandad Musulmana pero cooperan con los elementos tanto yihadistas como salafistas.

Es difícil distinguir entre islamistas moderados y los salafistas-yihadistas en el contexto de la guerra civil siria, internamente Al-Assad ha utilizado la amenaza de yihadistas dentro de la oposición para conseguir el apoyo hacia el régimen de las comunidades alawitas y cristianas; pero también le ha servido para disuadir a los sunitas de clase media y alta de unirse a la oposición. Esta solución a la seguridad, impulsada por Al-Assad, transformó la naturaleza del levantamiento pacífico en una guerra civil abierta y ahora la propaganda de amenaza sobre la violencia islámica se ha vuelto una realidad, alterada en cierta manera por la utilización de simbología yihadista por los grupos rebeldes no salafistas.

Los rebeldes comenzaron a nutrirse de los diferentes estamentos de la sociedad siria que se oponían al régimen, básicamente eran ciudadanos laicos y civiles que reaccionaban frente a la violencia estatal. Pero ahora sumada a la confusión derivada de los grupos salafistas-yihadistas, debe agregarse la distorsión de los Estados árabes –como Arabia Saudita y Qatar- que suministran armas a los grupos rebeldes aliados. Esta situación despertó la desconfianza de las potencias occidentales, ya que los rebeldes dejaron de ser una entidad monolítica y comenzaron las fragmentaciones, e inclusive, la radicalización de algunos sectores; la principal grieta apareció en agosto de 2012, con supuestos representantes de Arabia Saudita y Qatar a cargo de canalizar armas a los rebeldes, que respaldan claramente las diferentes facciones entre los grupos -incluyendo las milicias islamistas y laicas- bajo el paraguas del ELS.

EE.UU. no puede apoyar a los grupos rebeldes porque en el fondo no sabría a quienes estaría proveyendo con armas, sin embargo los funcionarios norteamericanos han limitado su contacto con los grupos islamistas en conjunto, lo que podría volver a la mayoría de la oposición en su contra; la futura colaboración de EE.UU. dependerá de una identificación de los objetivos finales de los grupos rebeldes, para determinar si sus visiones del futuro gobierno sirio son compatibles con los intereses de EE.UU.

La otra preocupación de EE.UU. es que sus aliados han comenzado a armar a los grupos rebeldes, algunos de ellos yihadistas, y ello limita a la oposición siria; en el fondo no se sabe si el apoyo material suministrado a parte de la oposición siria no será una futura fuente de inestabilidad frente al aumente de la influencia de elementos radicales. La confluencia de los intereses de yihadista con los de los Estados del Golfo plantea la dualidad de quien se aprovechará de quien para sus propios fines estratégicos y, al mismo tiempo, saca de la ecuación a la influencia occidental.

En este contexto, EE.UU. solo puede limitarse a suministrar ayuda no letal o Inteligencia, pero esta participación varía en el tema de las armas químicas; según el semanario alemán Der Spiegel, Siria probó sistemas de vectores de armas químicas a finales de agosto. El informe cita que las pruebas tuvieron lugar cerca de un centro de investigación de armas químicas en Al-Safir, -al este de Aleppo- y se llevaron a cabo con la ayuda de los oficiales iraníes que fueron traídos para la prueba; en ese test se dispararon 5 a 6 bombas vacías capaces de transportar gas tóxico, en el desierto de Diraiham, cerca del pueblo de Khanasir.

Cada vez resulta más evidente que los grupos políticos de la oposición están perdiendo terreno frente a los rebeldes y que las decisiones ya no se toman en conjunto, sino a partir del poder derivado del apoyo exterior que reciben los rebeldes.

Este cambio motivó un incremento de las reuniones entre las diferentes fuerzas de la oposición siria, en Ammán, desde hace varios días para tratar de unir y establecer un marco que sustituya al Consejo Nacional Sirio (CNS). Yasser Abboud, Jefe de Operaciones de Campo de ELS, dijo que las reuniones incluyen a políticos y oficiales militares que desertaron del régimen criminal en Siria, además de algunos miembros del CNS y destacó que los líderes militares representan a distintas ciudades y pueblos de la provincia de Damasco y Daraa; este esfuerzo fue criticado por Abdul Salam Al-Bitar, secretario general de la oficina del CNS en Jordania, ya que “hablar de la unificación de la oposición es una gran mentira y los líderes del CNS le dijeron al ex PM Riyad Hijab que el Consejo es el único representante legítimo de la oposición y que no vamos a permitir que los funcionarios del antiguo régimen para ocupar puestos de poder durante la nueva fase."


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