En una entrevista con la BBC el enviado de ONU, Lakhdar Brahimi, dijo que era un "peso terrible la ineficacia en la resolución del conflicto mientras los sirios siguen muriendo”; Brahimi también sostuvo que será "casi imposible" que se logre una solución diplomática al conflicto que ya va por los 17 meses de cruces entre rebeldes y las fuerzas de seguridad sirias. Por otra parte, Peter Maurer, el nuevo presidente de Cruz Roja (CICR), dijo que tiene previsto reunirse en Damasco con el presidente Bashar Al-Assad y otros altos funcionarios el 4 de septiembre para discutir "el rápido deterioro de la situación humanitaria"; el CICR espera que se les permita el acceso a los trabajadores humanitarios para ayudar a los civiles y para las visitas a los detenidos. La visita de Maurer será la primera desde que asumió la presidencia de CICR el 1 de julio en reemplazo de Jakob Kellenberger.
La tarea de Brahimi comenzó de la peor manera, ya que activistas sirios sostienen que más de 25 personas han muerto en un ataque aéreo en Al-Bab -provincia de Aleppo- y que más de personas 100 han muerto en varios lugares del país en el día de hoy. Sin embargo, Brahimi es uno de los negociadores más experimentados de ONU y que puede ofrecer los conocimientos necesarios en un conflicto en el que todas las partes parecen estar convencidas que no tienen más remedio que luchar hasta el final; Brahimi frecuentemente usaba la frase "ni vencedores ni vencidos" para compartir el enfoque en las mediaciones previas que pusieron fin a los 15 años de guerra civil en Líbano, por lo que conoce de negociaciones difíciles.
Brahimi planea basar su oficina en Damasco, si es posible, o en El Cairo para pasar el mayor tiempo posible en la región; esta iniciatva se vería afectada por cuestiones de seguridad ya que en Damasco, un edificio fue dañado gravemente por un atentado con coche bomba en el barrio de Jaramana siendo esta la segunda bomba que se explota en esa zona de mayoría drusa y cristiana.
Damasco también sufrió otros atentados a manos de los rebeldes sirios que colocaron bombas dentro de la sede Estado Mayor del ejército sirio el pasado domingo, en represalias contra las fuerzas del presidente Al-Assad que demolieron edificios en algunas zonas de la capital simpatizantes con la sublevación; la televisión estatal siria dijo que cuatro personas resultaron heridas en lo que calificó como un ataque terrorista contra el complejo del Estado Mayor -en el muy vigilado distrito de Abu Rummaneh- el mismo lugar que otro atentado mató a cuatro de los principales lugartenientes de Al-Assad, solo dos meses.
A medida que el levantamiento se extiende su matiz sectario se ha profundizado, de ello se desprende la utilización de las tropas de elite alawitas de la Cuarta División y la Guardia Republicana, que están encabezando la lucha en la capital; mientras que el régimen sirio ha perdido el control de las zonas rurales en el norte, el este y al sur viéndose obligado a la utilización de helicópteros y aviones de combate para doblegar a la oposición. Los rebeldes dijeron que capturaron a un centro de Defensa Aérea y atacaron un aeropuerto militar en la provincia de Deir al Zor este sábado, imágenes de videos muestran un centro de comando militar amurallado en la provincia de Deir al Zor siendo atacada por los rebeldes.
Otro notable cambio en la estrategia del gobierno para disuadir a los rebeldes es la utilización de bulldozers del ejército sirio con los que hoy arrasó casas en la zona norte de Khashabeh -suburbio de Damasco-, Harasta, Tawahin y en el distrito sunita de Qaboun iniciando lo que los activistas llaman “la primera campaña de castigo colectivo” dirigido contra la propiedad de los simpatizantes rebeldes en la capital siria. Los activistas informaron también de la demolición o la quema, de al menos 200 casas y tiendas en el casco antiguo de la ciudad sureña de Deraa, donde el bombardeo del ejército ha vaciado en gran parte de la zona forzando el desplazamiento de 40.000 personas a Jordania.
La advertencia del Ejercito Libre Sirio (ELS) sobre que ahora considera a los dos mayores aeropuertos civiles de Siria como "objetivos militares" y por lo tanto susceptibles de ser atacados, despertó una ola de críticas especialmente de Rusia -principal aliado sirio- según los informes publicados el sitio web de la cancillería rusa. En un enérgico comunicado, Moscú expresó su "profunda preocupación" por la advertencia de los rebeldes sirios a las que consideró como absolutamente inaceptables y que “la declaración más reciente del ELS esencialmente confirma que el terrorismo se está convirtiendo en uno de los métodos principales del grupo."
La estatal agencia rusa RIA Novosti informó el viernes, que los vuelos comerciales de los aeropuertos de Damasco y Aleppo iban a ser reprogramados desde el martes debido a que esos aeropuertos estaban siendo utilizados por la aviación militar. La Fuerza Aérea siria se vio obligada a utilizar los aeropuertos civiles, debido a una serie de ataques rebeldes exitosos contra las bases militares, entre ellos uno contra una base de aviación cerca de Idlib, que destruyó 10 aviones militares en tierra.
El régimen sirio manifestó hoy que no habrá diálogo alguno con la oposición antes que el ejército aplaste a los rebeldes, que sumada a la declaración del presidente Al-Assad de triunfar al precio que sea, son señales sintomáticas que el régimen sirio está decidido a resolver la crisis en el campo de batalla, incluso si su propia gente tiene que pagar el costo de tal decisión. La guerra civil fue creciendo y el punto culmine de esta inflexión fue en agosto, cuando las fuerzas estatales comenzaron con la utilización del poder aéreo por primera vez para sofocar la revuelta en Aleppo.
Al-Assad dijo en una reciente entrevista que sus fuerzas armadas necesitan tiempo para derrotar a los rebeldes, reconocimiento explicito que sus tropas están luchando para derrotar a los rebeldes en medio de una guerra civil que cada vez se parece más a una guerra de supervivencia. En el medio de los enfrentamientos, los Estados occidentes ha mostrado poco interés en intervenir en Siria, en parte, porque a diferencia de la intervención militar en Libia, el conflicto sirio tiene el potencial de escalar rápidamente y la diversificación de alianzas sirias con fuerzas regionales en posición de generar dolores de cabeza a los occidentales –por caso Irán y Hezbollah- actúan como un factor de disuasión.
Aunque recientemente la cuestión de las armas químicas parecía la excusa necesaria para una intervención militar occidental, la situación no pasó más allá de una advertencia de abstención de uso de esas armas en el conflicto. Dentro de esta lógica, los esfuerzos diplomáticos hasta el momento han fracasado y le costó el puesto a Kofi Annan; Lakhdar Brahimi, poseedor de un extenso currículo de mediación en conflictos, ha comenzado a manifestar sus dudas sobre la factibilidad de una resolución pacífica del conflicto.
Al mismo tiempo que las fuerzas de seguridad comenzaron a utilizar los bulldozers para derrumbar las casas de los insurgentes, los grupos rebeldes ahora han apuntado a golpear el poder aéreo del régimen sirio aéreo militar atacando sus bases y aeropuertos civiles. Si bien estas acciones son una violación del Derecho Internacional, de acuerdo al Convenio de Chicago de 1944 que rige la aviación civil internacional, los rebeldes comenzarán a alejarse del Derecho tal como lo hizo el régimen sirio.
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