Aviones de combate sirios atacaron la ciudad rebelde de Maaret al-Numan, matando a por lo menos 49 personas, entre ellas 23 niños, según los equipos de rescate las bombas destruyeron dos edificios de viviendas y una mezquita, donde mujeres y niños habían estado buscando refugio luego que los aviones de combate dejaron caer -al menos- 10 bombas sobre la ciudad y sus afueras, cerca de la sitiada base del ejército de Wadi Deif, que fue objeto de un intenso asedio por los rebeldes. Por la tarde, los rebeldes lanzaron un ataque al que calificaron de "asalto final" contra esa base -depósito clave para el combustible y suministros de los tanques- que está situada a 2 km de la ruta que une Damasco y Aleppo, que controlan los rebeldes.
Los grupos de DDHH que trabajan en Siria señalaron que dicen que al menos 28.000 personas han desaparecido después de haber sido secuestradas por soldados o milicianos; los números actualmente sugeridos por los opositores sirios dan una magnitud de la escalada del conflicto y la incertidumbre que rodea el destino de muchos de sus ciudadanos. La ONU dice que más de 18.000 personas han muerto en el conflicto con 170.000 desplazados en el extranjero y 2,5 millones que necesitan de ayuda dentro de Siria. La oposición y los activistas de DDHH elevan la cifra de muertos a más de 30.000.
El enviado especial, Lakhdar Brahimi, quien está tratando de acordar una tregua en Siria durante la festividad musulmana de Eid al-Adha, llegará a Damasco el sábado; está previsto que se reúna con el ministro de RREE, Walid Muallem, en la mañana del sábado en lo que será el final de su gira por la región en busca de apoyos a la iniciativa. Brahimi ha centrado sus esfuerzos en convencer a todas las partes para que acepten un cese al fuego temporal y limitado, como un primer paso hacia una solución; Damasco ha dicho que está dispuesto a discutir la propuesta y la oposición en el exilio dijo que daría la bienvenida a cualquier alto el fuego, pero insistió que el gobierno debe detener sus bombardeos diarios.
Los duros ataques de los aviones de combate a Maaret al-Numan, proporcionan una imagen del creciente costo de los bombardeos aéreos por el parte del régimen, un día antes los combatientes rebeldes dijeron que habían derribado un helicóptero militar -uno de al menos cuatro aeronaves que afirman haber derribado solo esta semana- lo que marca un alza evidente en la tasa de aviones caídos. Los rebeldes han comenzado a obtener recientemente avanzados misiles antiaéreos portátiles, esta evolución se refleja en los cambios de los patrones de bombardeo que ahora se hacen a mayor por los aviones mientras que los helicópteros artillados que vuelan a menor altitud son los principales derribados.
Pero no todas las unidades rebeldes cuentan con equipos sofisticados y muchos rebeldes sirios que se enfrentan a los aviones de combate, artillería y tanques lo hacen con armas elaboradas por ellos mismos, en algunos casos, utilizando los controladores de videojuegos para lanzar los proyectiles; en la provincia de Aleppo un fabricante de armas mostró una hilera de armas de fabricación casera que incluye una granadas de mano, lanzacohetes portátiles y varios cohetes con cabezas explosivas de varios kilómetros de alcance. Los rebeldes, y en muchos casos sus propios hijos, ya han descifrado cómo funcionan los equipos del ejercito tomados en el campo de batalla -que junto con sus armas caseras- constituyen su arsenal y señala su capacidad de adaptación.
La mayoría de los rebeldes sirios que luchan en la provincia de Aleppo encajan en un molde específico: son pobres, religiosamente conservadores y por lo general vienen del área rural campo subdesarrollada cercana; traen a la batalla años de marginación económica, disparada por un fervor piadoso y su lucha en la guerra civil no es sólo contra el presidente Al-Assad, sino también contra la elite de comerciantes y empresarios que dominan la ciudad y se han plegado al régimen. Esta mezcla de la pobreza, la piedad religiosa e ira podría definir el futuro de Aleppo y del resto de Siria si los rebeldes tomar el control de la ciudad más grande del país, que es también su motor económico.
En algunos días, más de 250 cuerpos se agregan a las pilas por todo el país, lo que hace pensar en Irak durante el pico de la insurgencia en 2006-07 y el temor que los meses se transformen en años es cada vez más probable mientras la guerra civil siria amenaza con destruir totalmente al país y Oriente Medio. Las posibilidades que Occidente pueda conseguir una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU son escasas, debido a que Rusia y China se interponen con el veto; sin embargo, una coalición encabezada por EE.UU. podría invocar la responsabilidad internacional para proteger a los ciudadanos sirios contra sus propios gobiernos abusivos a través de una votación en la Asamblea General de ONU -que proporcionaría una cubierta diplomática- aunque no fuese legal.
El régimen sirio no podrá sostener una campaña aérea de manera indefinida, para contener los avances de los rebeldes, ya que sus recursos aéreos sufren desgastes y la reposición cada día será más complicada por los bloqueos internacionales. Mientras tanto, la cantidad de víctimas y refugiados seguirá incrementándose ya que no hay una iniciativa con el peso suficiente para contener a las partes.
La propuesta de Brahimi llega en un momento crucial del conflicto ya que los rebeldes han logrado cortarle la ruta de suministros a las bases y tropas estatales al norte de Homs, luego de la toma de Maaret al-Numan, aunque no significa que el régimen sirio esté próximo a caer. Pero las muestras de fatiga de las FFAA sirias es un elemento a considerarse ya que la guerra civil tiene la perspectiva de sostenerse en el tiempo, tal vez el presidente Al-Assad acepte cuatro días de tregua para reposicionarse en el terreno y reabastecer a sus efectivos; mientras que para la oposición y los rebeldes significaría un triunfo psicológico.
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