Manaf Tlass, Gral. de Brig. de la Guardia Republicana de Siria, señaló en una entrevista con Christiane Amanpour de CNN que el principio de decisión de desertar fue cuando vio “el video donde le pisaban la cabeza a un ciudadano sirio en Baniyas"; Tlass le dijo a Al-Assad que el agresor debía ser castigado, pero el presidente sirio se negó a reaccionar –algo que Tlass ya sabía- y ello forzó su decisión de abandonar el régimen y la última vez que los dos hablaron, fue en junio de 2011. Según Tlass, trató de decirle a Al-Assad que tenía que renunciar a algo por la gente, que había un levantamiento real y “que tenía que ser parte de la Primavera Árabe democratizando el país, pero se negó".
En la entrevista, Tlass culpó a la vieja guardia alrededor de Al-Assad del actual manejo de la crisis y descartó que la lealtad a Al-Assad sea un obstáculo para los alawitas deserten y apuntó al miedo y la sensación que los rebeldes sunitas en su gran mayoría no tienen una visión clara; sin embargo, Tlass dijo que a los “alawitas se les dice que los islamistas se están apoderando de la situación, que ellos los consideran infieles y eso es lo que les da miedo. Pero cuando haya un proyecto, en Siria, que incluya a todas partes, los alawitas desertarán".
El ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Al-Muallem, acusó a EE.UU. y sus aliados de avivar el "terrorismo" en su país, durante su mensaje ante la Asamblea General de ONU. Al-Muallem también denunció a Arabia Saudita, Qatar y Turquía de apoyar a la oposición y criticó las llamadas de las capitales árabes y occidentales para que el presidente sirio dimita a su cargo. "Este terrorismo que está apoyado desde el exterior se acompaña de provocación mediática sin precedentes sobre la base de encender el extremismo religioso patrocinado por conocidos estados de la región", dijo Al-Muallem en alusión a una película anti-islam producida en los EE.UU. que ha provocado protestas en todo el mundo musulmán.
Que el ministro Al-Muallem haya dicho que “Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que han lanzado guerras con el pretexto de combatir el terrorismo, ahora apoyan el terrorismo en mi país sin tener en cuenta las resoluciones de Naciones Unidas” o que “Que no era de extrañar que el Consejo de Seguridad no condenase los atentados rebeldes” no aportó nada nuevo sobre la posición del régimen sirio respecto del curso de acción frente a la escalada en el conflicto con los combates en Aleppo.
Los incendios en Aleppo destruyeron el mercado histórico y otras áreas de la ciudad vieja –consideradas patrimonio de la humanidad- mientras que los rebeldes y las fuerzas del gobierno luchan por control del casco antiguo de la ciudad; se estima que los incendios han dañado más de 1.500 tiendas, pero los nuevos focos en Zahrawi, Aqaba y los mercados Bab Al Nasr esa cifra es incierta. Según fuentes rebeldes, controlan el 90% de la ciudad vieja, pero los combates no han cesado, es habitual escuchar ráfagas de ametralladoras y las columnas de humo se han apoderado del paisaje de la más populosa ciudad siria.
La Directora General, Irina Bokova, dijo que Siria como signatario de la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado, se ve obligada a proteger su patrimonio contra los estragos de la guerra; pero los rebeldes se infiltran en la Ciudad Vieja de Aleppo y las fuerzas oficiales repeles con extrema violencia los intentos rebeldes. De hecho los incendios del fin de semana llegaron cerca de la Gran Mezquita -algunas de cuyas partes tienen mil años de antigüedad- aunque el fuego se debió a fallas del tendido eléctrico y no por acción de los rebeldes de la Brigada Tawhid.
El control de Alepo es esencial para cualquier proyecto de creación de una zona segura para la oposición en el norte del país, donde los rebeldes controlan gran parte de las zonas rurales aledañas; la llegada en julio de brigadas con refuerzos -como la Tawhid- desde las zonas rurales predominantemente sunitas fuera de la ciudad y el puerto suponen una animosidad hacia un estamento de la sociedad siria que rivaliza con religiosa y socialmente frente a una población urbana que en su mayor parte se mantuvo neutral en el conflicto o apoyó a Al-Assad por sus creencias cristianas o pro alawitas. Uno de los líderes Tawhid, el Cnel. Abdel-Jabbar al-Ughaidy, que desertó del ejército sirio rechazó las evaluaciones que culpaban a sus fuerzas de instigar el ataque en la ciudad vieja de Aleppo; de hecho imágenes publicadas en YouTube muestran a un hombre, que se identifica como un combatiente del ELS y se puede escuchar a las fuerzas del régimen disparando proyectiles de mortero y artillería contra los rebeldes dentro del antiguo mercado, junto a los francotiradores que disparaban contra los que intentaban apagar los incendios.
El Observatorio Sirio para los DDHH informó de un ataque aéreo militar en la ciudad de Salqeen, en la provincia de Idlib, que dejó un saldo de 21 personas muertas entre ellas ocho niños. En un video difundido por activistas de Salqeen, que no pudo ser verificado, algunas de las víctimas se ven amontonadas en la parte trasera de una camioneta y los cuerpos carbonizados con los miembros arrancados; activistas en el terreno dijeron que las fuerzas del régimen habían tratado de entrar en la ciudad por la mañana, pero fueron rechazados por los combatientes rebeldes y ello desató e ataque aéreo siguió poco después.
Si bien el régimen continúa repitiendo su mismo mantra por 18 meses, respecto de una victoria inminente -incluso reforzada con el envío de mensajes de texto diciéndoles a los rebeldes "game over"- el conflicto se agrava semana a semana. El doble ataque al centro de comando militar en Damasco es un recordatorio de las capacidades de los rebeldes que ahora controlan grandes áreas en el norte del país y ha puesto en marcha nuevos contra-ataques para tomar Aleppo. En este clima de extrema violencia y miedo constante, muchos sirios se sienten abandonados por las potencias internacionales que no están ofreciendo esperanzas de un acuerdo que detenga la lucha en Siria; por ello los activistas contra el régimen, desconfían hasta de los socios tradicionales del régimen -como Teherán, Moscú y Pekín- que Assad – que parecen haberse han unido a las potencias occidentales en la retirada ante las preocupaciones acerca de la violencia extremista religioso entre algunos rebeldes.
El conflicto en Aleppo es un fuerte golpe a uno de los más grandes centros históricos y comerciales de Siria, Aleppo fue la última parada antes de Europa para los comerciantes que manejan la “Ruta de la Seda” en Asia y entre sus riquezas patrimoniales se contaban casi 240 monumentos clasificados -algunos en la ciudad vieja- y que podrían haber sido dañado por el fuego, incluyendo la puerta de Antioquía del siglo XIII que marcó la expansión de la era otomana Khan al-Jumruk, además albergó las misiones comerciales y consulados de los británicos junto a los poderes imperiales holandeses y franceses. Aleppo está considerada como una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo y su antigua ciudad amurallada, que incluye a los antiguos zocos, las mezquitas, las escuelas y los restos de las catedrales, era a la vez un centro comercial y un atractivo turístico.
La falta de una iniciativa internacional fue confirmada por los ministros de Defensa de la UE reunidos en Chipre que descartaron la posibilidad de una intervención militar en Siria y abogaron por una solución política a la crisis que enfrenta el país. El Ministro de Defensa chipriota Demetris Eliades, que presidió la reunión informal de dos días, que "Nuestro objetivo es ampliar nuestro apoyo a la gente de la zona para construir sus propias instituciones democráticas y sus propias sociedades democráticas basados en los derechos humanos y políticos".
Siria se sumerge inevitablemente en una espiral de violencia sin fin, ambas partes están enfrascadas en la derrota total del adversario y no existe una instancia mínima de diálogo tanto desde el interior como fuera del país; la descripción hecha por el Gral. Tlass –de ser cierta- indicaría que la guardia vieja del régimen es la que toma las decisiones y Al-Assad no tiene más opción que ejecutarlas. En este contexto, los grupos cristianos y alawitas difícilmente rompan con el gobierno, no por convicción sino por el temor que les generan los rebeldes sunitas y los grupos radicales que operan en el país con apoyo de los países del Golfo.
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