jueves, 2 de febrero de 2012

El Consejo de Seguridad podría votar mañana la Resolución sobre Siria


Las tropas sirias cerraron las plazas públicas en Hama el jueves después que los residentes derramaron pintura roja que simboliza la sangre en el suelo en conmemoración del 30º aniversario de la masacre de Hama cuando Hafez Al-Assad -padre del presidente Bashar Al-Assad- aplastó violentamente un levantamiento de los grupos islámicos en la ciudad. Los activistas en Hama, dijeron que camiones de bomberos lavaron la pintura derramada en el suelo durante la noche.

Mientras, los diplomáticos en Naciones Unidas avanzan poco a poco hacia un acuerdo sobre una resolución para la transición política en Siria, con Rusia -que había amenazado con un veto- diciendo que los lineamientos de un acuerdo están a su alcance. Temprano en el día, Rusia había pedido cambios sustanciales en el proyecto de resolución ya que según Vitaly Churkin, embajador ruso ante la ONU, ahora se tiene una mejor comprensión sobre lo que se puede hacer para llegar a un consenso; sin embargo la apertura rusa no es total y Moscú adelantó que vetaría cualquier resolución que considerase "inaceptable" o que fuese utilizada como pretexto para justificar la intervención militar en Siria.

El embajador británico en ONU, Mark Lyall Grant, dijo que un nuevo texto había sido propuesto el miércoles para salvar las diferencias con Rusia sobre la intervención militar extranjera, la remoción del presidente Al-Assad y las aclaraciones sobre las amenazas de sanciones si Siria no cumplía dentro de los 15 días con lo propuesto en la Resolución. En las discusiones del miércoles del Consejo de Seguridad, los países europeos adoptaron una línea más suave con Moscú luego que los rusos señalaron que estaban abiertos a llegar a un acuerdo sobre una resolución; los diplomáticos dijeron que EE.UU. estaba dispuesto a presionar por un voto, aun cuando fuera en el sentido de un veto ruso.

La Embajadora de EE.UU. en ONU, Susan Rice, tiene una posición más escéptica sobre la flexibilidad de Moscú y señaló que, aunque las discusiones se llevaron a cabo de una manera constructiva y la posibilidad de continúa, no existe la certeza de un acuerdo sobre la Resolución debido a la compejidad de los temas y a los intereses en juego. El Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, dijo en Jerusalén que no se podía esperar más a que el proceso político termine, mientras que muchas personas están siendo asesinadas; Ban remarcó que toda forma de violencia debe parar y esperaba que la comunidad internacional conduzca a una solución política del problema.

El Consejo de Seguridad podría votar mañana o el lunes 6 de febrero el proyecto de resolución que se apoya en el plan de la Liga Árabe para "facilitar" una transición política en Siria mediante la "formación de un gobierno de unidad nacional", mientras que todas las referencias al presidente Bashar Al-Assad, fueron removidas a pedido de Rusia.

El nuevo proyecto, se distribuyó ayer por la noche y es producto de las negociaciones destinadas a aplacar a Moscú, que había adelantado su intención de vetar la versión anterior que solicitaba la remoción del régimen sirio. Los rusos han argumentado que solicitarle al presidente Bashar Al-Assad que entregue el poder a un interino -un punto clave del plan de la Liga Árabe- es una demanda se impone un cambio de régimen y esa es una potestad que solo le corresponde al pueblo sirio y no a Naciones Unidas.

Tal como señaló el Secretario de la Liga Árabe, Nabil Elarabi, las autoridades sirias están bajo gran presión y ello no puede continuar para siempre. De igual manera, una resolución del Consejo de Seguridad va a presionar al gobierno de Al-Assad, incluso si Rusia elimina las referencias a las sanciones y a una posible intervención militar; pero tampoco Rusia a estar apoyando a Siria indefinidamente y mucho menos ponerse en contra a la comunidad internacional por sostener al jaqueado régimen sirio.

El principal escollo para Rusia no es la improbable intervención militar –ni los países occidentales ni árabes tiene interés de mezclarse en una guerra civil- sino que se apruebe una Resolución basada en el plan de la Liga Árabe cuyo punto principal es la exigencia que Al-Assad renuncie al poder y deje la presidencia en un interino. Este paso supondría el final del régimen sirio y la caída del último aliado en la región; si cae Al-Assad, las venganzas contra los alawitas serán difíciles de contener y al estar superados en 6 a 1 contra los sunitas –sobre una población de 23 millones- las otras minorías como los cristianos, kurdos, liberales y laicos tampoco van a ser una garantía de gobierno como para que Moscú pueda negociar con ellos.

Para muchos, la posibilidad que se aplique el plan de la Liga Árabe y que el presidente Al-Assad entregue su cargo a su vicepresidente significa que el presidente efectivamente se retiró del poder; sin embargo, el vice-presidente Farouk Al-Shara'a, es parte de la guardia vieja del Partido Ba´ath y técnicamente es parte del régimen. La pregunta es si, entregando el poder Al-Assad a un gobierno interino, el régimen sobrevivirá al descomprimir la presión sobre la figura de la familia Al-Assad –como sucedió con los Mubarak- o si la oposición capitalizará las lecciones aprendidas de Egipto y Libia sobre la necesidad de una transición en orden evitando la tentación de las venganzas sectoriales.

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