Una comisión de investigadores independientes de ONU, dirigida por el brasileño Paulo Pinheiro, arribó a la conclusión que las fuerzas sirias mataron a tiros mujeres y niños desarmados, bombardearon zonas residenciales y torturaron manifestantes heridos en el hospital bajo las órdenes del "más alto nivel" de los oficiales del ejército y el gobierno. En un informe de 72 páginas presentado al Consejo de Derechos Humanos, la comisión recibió evidencias creíbles y coherentes que identifican a los miembros de alto y mediano rango de las fuerzas armadas como responsables de haber ordenado a sus subordinados que disparen contra manifestantes desarmados, matando a los soldados que se negaron a obedecer esas órdenes, a personas sin motivo, maltratar a los detenidos y atacar a civiles barrios con tanques y fuego de ametralladora indiscriminadamente.
La comisión de investigación encontró también que las fuerzas rebeldes dirigidas por el Ejército Libre Sirio habían cometido abusos -incluyendo asesinatos y secuestros- aunque no es comparable en escala con los perpetrados por las fuerzas estatales. Si bien las autoridades sirias no han emitido comentarios sobre las últimas conclusiones de la comisión, el pasado 23 de enero una carta de la misión diplomática siria en Ginebra -impresa en el anexo del informe- calificó de "totalmente falsas" las acusaciones contenidas en el anterior informe de la ONU de noviembre, respecto que las fuerzas sirias estaban cometiendo crímenes contra la humanidad y en la carta se acusan a “grupos armados terroristas" de esos crímenes.
Al equipo de la ONU no se le permitió a Siria, pero dijo que había entrevistado a 369 víctimas y testigos, entre ellos gente todavía está en Siria que se puso en contacto por teléfono y los que habían huido a países vecinos que se negaron a identificarse. Las imágenes de satélite de las zonas donde las fuerzas militares y de seguridad fueron desplegadas, y en relación a donde se informó que ocurrieron las violaciones, corroboraron una serie de relatos de los testigos.
Los tanques sirios comenzaron a empujar dentro de los bastiones rebeldes en la ciudad de Homs, sumados a los cohetes, proyectiles y granadas de mortero que llovieron sobre el distrito de Baba Amor y los barrios sunitas de Inshaat y Khalidiya, donde los insurgentes armados se refugiaron con los civiles aterrorizados luego de 20 continuos de asedio; Abu Imad, un activista de Homs, dijo que los tanques también habían entrado en el área de Jobar, en el sur de Baba Amro.
A la indignación internacional por las muertes de los periodistas se suma ahora que no es posible extraer los cuerpos de Marie Colvin y del fotógrafo francés Remi Ochlik debido a los intensos bombardeos del gobierno en la zona; otros periodistas, el fotógrafo británico Paul Conroy y la periodista francesa Edith Bouvier, junto con el fotógrafo francés William Daniels -quien resultó ileso- también esperan su evacuación de la zona de Baba Amro. Edith Bouvier, en un video en YouTube publicado por activistas, muestra que necesita con urgencia una operación en una pierna rota e hizo un llamamiento para un alto el fuego y de transporte sanitario a Líbano.
El Ministerio de Información sirio rechazó las acusaciones sobre la responsabilidad del Estado por las muertes y dijo que los periodistas "se infiltraron en el país bajo su propia responsabilidad." Sin embargo, la difícil situación humanitaria en Homs y en otras ciudades dominará la Conferencia de "Amigos de Siria" de Túnez que comenzará mañana e involucra a EE.UU., países europeos y árabes, Turquía y otras 70 naciones que exigen que el fin de la violencia por parte del régimen sirio.
Pero los países llegarán a Túnez con agendas diferentes. Algunos, como EE.UU., prefieren no ver una escalada militar en el conflicto, mientras que otros Estados como Qatar han propuesto armar a la oposición mientras que Francia lanzó la idea de establecer un corredor de ayuda humanitaria, lo cual fue rechazad rápidamente por EE.UU. y otros Estados luego de calificarlo como inviable. La oposición siria estará representada por el Consejo Nacional Sirio (CNS), que ya anunció el pedido de darle prioridad a la creación de corredores humanitarios; Basma Kodmani, miembro del CNS, dijo que el grupo pediría a Rusia que convenza a Al-Assad para permitir el paso seguro de los convoyes con ayuda humanitaria, evitando la necesidad de la fuerza militar para su protección, de Líbano hasta Homs, Turquía y Jordania para Idlib y Deraa.
Las primeras señales de preocupación desde Túnez han comenzado antes del inicio del Foro. El amplio reconocimiento al CNS se está desvanecido en medio de preocupaciones de que el grupo no controla ningún territorio en Siria y no representa a todas las facciones, aunque los países árabes tratarán de ayudar a la consolidación de la oposición siria para trabajar con la Liga Árabe y la comunidad internacional, no todos están convencidos de la convocatoria del CNS. Este grupo de la oposición podría ganar el reconocimiento como interlocutor legítimo, pero fuentes de la oposición y diplomáticos en Siria dijeron que no esperaban un pleno reconocimiento de todos los países como el único representante legítimo del pueblo sirio.
La preocupación por las divisiones dentro de la oposición también ha complicado el debate sobre qué tipo de apoyo para ofrecer a los rebeldes de Siria. Los Estados que van a participar mañana de la Conferencia están actuando como un grupo, pero también subsisten las divisiones dentro del mismo respecto de los objetivos y por ende de los medios para terminar con la violencia e inclusive, el régimen sirio.
El otro factor fundamental que influirá en la Conferencia es la posibilidad que no se llegue a un acuerdo o principio de solución entre los “amigos” de Siria y ello sea percibido por el régimen de Bashar Al-Assad como una debilidad de la oposición y continúe con las operaciones contra los rebeldes, repitiendo la situación que se dio luego del veto chino-ruso al proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad.
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