martes, 7 de mayo de 2013

¿Inacción de EE.UU.sobre Siria?


El Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, apeló nuevamente hoy a la ayuda de Rusia para ponerle fin a la guerra civil en Siria, pero hay pocos indicios que las recientes escaladas en el conflicto convenzan al premier ruso de abandonar al presidente sirio, Bashar Al-Assad. Un dato interesante es que Putin mantuvo Kerry esperando casi tres horas, para una reunión muy esperada por la administración Obama, que tiene como objetivo adicional la de mejorar las relaciones bilaterales; otro aspecto significativo de la reunión fue que Putin no mencionó el conflicto sirio en las breves palabras de bienvenida Kerry en el Kremlin.

En Washington, Obama en una conferencia de prensa en la Casa Blanca -con el presidente de Corea del Sur- respondió fuertemente a las sugerencias que ha sido lento para responder a los acontecimientos en Siria: "Creo que no habría costos severos en no hacer nada. Es por eso que no estamos haciendo nada”; Obama dijo que EE.UU. está suministrando ayuda humanitaria, ayudando a la oposición siria y "movilizar a la comunidad internacional”; sobre los rumores que la administración Obama se está moviendo hacia la decisión de suministrar a los rebeldes sirios armamento, el presidente norteamericano precisó que se hacen continuas reevaluaciones pero insistió en que no se apresuramiento y que "Hay un deseo de respuestas fáciles."

Antes de partir hacia Moscú, Kerry tuvo un almuerzo en el Pentágono con el Secretario de Defensa, Chuck Hagel. La semana pasada, Hagel dijo que no se había tomado una decisión sobre si se debería a armar a los rebeldes sirios y el presidente Obama había señalado el 3 de mayo que no preveía circunstancias que requieran poner las tropas estadounidenses sobre el terreno en Siria. Pero los ataques aéreos israelíes contra Siria han aumentado la urgencia por una solución, en una región tensa por enfrentamientos entre un aliado de Irán y las potencias árabes así como la hostilidad entre Israel y sus vecinos, en particular Irán y Hezbollah.

La visita de Kerry tiene la intención de ayudar a mejorar las relaciones y allanar el camino para que Obama mantenga conversaciones con Putin en septiembre, cuando Rusia sea la sede de la cumbre del G-20; Obama y Putin también se reunirán en la cumbre del G-8 de Gran Bretaña, en junio. Aunque ambas partes han dicho que esperan aumentar la cooperación en materia de lucha contra el terrorismo tras los atentados en la maratón de Boston -que ejecutaron aparentemente por dos chechenos que vivieron en Rusia- lo cierto es que Putin fue mucho menos efusivo que Kerry y le bajo el tono optimista a la visita norteamericana.

Mientras tanto, Obama se ha mostrado reacio a tener a EE.UU. envuelto en el conflicto, el gobierno ha intensificado la revisión de opciones ya que evalúa con su Inteligencia si las fuerzas de Al-Assad pueden haber utilizado pequeñas cantidades de sarín. Carla Del Ponte, encargada de la investigación de ONU sobre el posible uso de armas químicas en Siria y del Consejo de DDHH de la ONU, dijo ayer que los testigos y los testimonios de las víctimas indican que los rebeldes sirios probablemente utilizaron armas químicas; sin embargo, el comunicado de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Árabe Siria -organismo de investigación de ONU- fue mucho más cauteloso y que no ha llegado a resultados concluyentes en cuanto a la utilización de armas químicas en Siria por las partes en el conflicto. En el comunicado, la Comisión señaló que dará a conocer todos sus hallazgos el 3 de junio, como estaba previsto anteriormente

El gobierno de Obama está tratando de apelar al interés ruso en Siria, ya que el conflicto se prolonga hacia su tercer año y además la guerra civil está complicando las relaciones de Rusia con Israel y del Medio Oriente con Occidente. EE.UU. espera que la perspectiva de la defensa de un régimen, que aparentemente ha utilizado armas químicas, sea lo bastante incómoda como para que Rusia finalmente deje a Al-Assad librado a suerte y apoye las resoluciones occidentales dentro del Consejo de Seguridad; si Rusia retira su apoyo, Al-Assad tendría sólo Irán y al grupo chiita libanés Hezbollah como sus principales aliados.

EE.UU. no interviene directamente, pero si lo hace indirectamente. Cuando el Secretario de Defensa, Chuck Hagel, testificó ante el Comité de Servicios Armados del Senado que unos 200 soldados de la 1ra. División Blindada con sede en Fort Bliss, Texas, serían enviados a Jordania, el funcionario reiteró firmemente que este movimiento no se debería interpretar como un trampolín para una intervención militar en Siria, ya que esa unidad capacitaría a sus homólogos jordanos para manejar la creciente afluencia de refugiados en Jordania y mejoraría la preparación EE.UU. para cualquier evolución de la seguridad con armas químicas de Siria.

Los movimientos en Jordania son más simbólicos que de importancia militar. Señalan que el régimen de Al-Assad podría hacer uso significativo o perder su control del arsenal de armas químicas lo que obligaría a una acción militar de EE.UU.; Washington tal vez espera que sus prudentes esfuerzos para preparar un plan de contingencia de armas químicas convenzan al presidente sirio que una solución política sería preferible a un colapso total del régimen y que el desorden podría atraer a los soldados estadounidenses a suelo sirio. Al mismo tiempo, el gobierno de Obama está tratando de responder a la presión del Congreso y a otras partes, mostrando que es al menos toma algunas medidas concretas para ayudar a los rebeldes y se prepara para las contingencias pero evitando que EE.UU, sea involucrado en otra vorágine del Medio Oriente.


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