lunes, 6 de mayo de 2013

Israel ataca a Siria y presiona a EE.UU.


Los ataques aéreos de Israel reportados en Siria -y la amenaza de un ataque de represalia por parte del gobierno sirio- probablemente aceleraren la toma de decisiones de la administración Obama, que ya se estaba moviendo hacia una fuerte escalada de la participación de EE.UU. en los dos años de crisis; altos funcionarios norteamericanos dijeron que el despliegue de tropas en Siria sigue siendo poco probable, pero indicaron que una decisión llegará dentro de unas semanas y que las opciones que van desde el suministro de armas a los rebeldes sirios al uso de aviones y misiles de EE.UU. para destruir aviones, pistas de aterrizaje y los sitios de misiles dentro de Siria. Los ataques israelíes aparentemente -ante los informes de las últimas semanas que las fuerzas de Al-Assad probablemente desplegarían armas químicas en cantidades desconocidas- parecían reforzar el caso de los que han favorecido mucho la ayuda directa de EE.UU. para los rebeldes.

Israel le restó importancia a los ataques aéreos del fin de semana e informó haber matado a decenas de soldados sirios cerca de Damasco, diciendo que las incursiones no estaban destinadas a influir en la guerra civil sino para detener los misiles iraníes que llegan a los militantes de Hezbollah, en Líbano. El Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, fue objeto de críticas veladas en Beijing, donde comenzó una visita programada –señal que Israel confía que el presidente sirio, Bashar Al-Assad no tomaría represalias- donde los funcionarios chinos le pidieron moderación, sin mencionar a Israel por su nombre.

Aunque Israel está preocupado por la posibilidad de municiones químicas caigan en manos de los extremistas, su ejército está más interesado en detener las transferencias inmediatas de armamento sofisticado pero convencional de Siria a Hezbollah. Funcionarios de defensa israelíes han identificado varias armas estratégicas que según ellos no pueden permitirse que lleguen a Hezbollah; además de las armas químicas se encuentran los misiles Scud de largo alcance, los misiles iraníes Fateh-110s, los misiles Yakhont, capaces de atacar buques de guerra de la costa, y los misiles antiaéreos rusos SA-17 – en enero Israel destruyó un cargamento de SA-17 destinado a Hezbollah-.

Funcionarios israelíes dijeron el domingo que creen que Irán está intensificando sus esfuerzos de contrabandear armas a Hezbollah a través de Siria debido a las preocupaciones crecientes sobre que los días de Al-Assad están contados. El ataque aéreo del viernes fue a un sitio en el aeropuerto de Damasco -donde se están almacenando los misiles Fateh-110s- mientras que la segunda serie de ataques aéreos de la madrugada del domingo se dirigió contra una expedición, que había trasladado a tres localidades cercanas más misiles.

Informes de Inteligencia israelíes indican que Irán ha transferido armas a Siria y Hezbollah durante años, pero las preocupaciones de Israel ahora se acentúan porque hay un enorme arsenal en Siria", según Mike Herzog, ex jefe de gabinete del Ministro de Defensa de Israel y Gral. de Brigada en la reserva, "aunque todo el mundo se centra en las armas químicas, hay muchas armas del Estado sirio que podrían causar un enorme daño y podría caer en manos de Hezbollah."

El Secretario de Estado, John Kerry, señaló que EE.UU. "hará otro intento" a ver si su país y Rusia pueden trabajar juntos para encontrar una solución política que ponga fin a la guerra civil siria; Kerry llegó a Moscú hoy por la tarde y está previsto que lo reciba el presidente ruso Vladimir Putin mañana para discutir una amplia gama de temas, incluyendo los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, Afganistán y el comercio de EE.UU y Rusia. Funcionarios de EE.UU. dijeron que no sabían si Washington y Moscú podrían ser capaces de avanzar en un plan político para Siria que aprobaron el 30 de junio de 2012, ya que desde entonces no ha habido avances: Rusia dice que su salida del poder no debe ser una condición previa para un diálogo entre Siria para poner fin al conflicto mientras que EE.UU. dejó abierta una posibilidad al respecto.

Los críticos de Obama quieren que "haga algo." Se refieren al genocidio de Ruanda de 1994, o la más exitosa intervención de Libia de 2011, y demandan que EE.UU. -junto con otros países de la OTAN y la Liga Árabe- encuentren una manera de ponerle fin a la guerra civil: ya sea armando a los rebeldes, estableciendo una zona de exclusión aérea, creado zonas seguras para los desplazados internos y los refugiados, etc.; aun así, Obama tiene razón en tener cuidado de poner en juego la credibilidad de EE.UU. cuando no hay una clara estrategia de salida. La insurgencia siria es un grupo heterogéneo, que incluye a extremistas vinculados con Al-Qaeda, y subsiste el temor que el derrocamiento de Al-Assad no termine la guerra civil sino que la intensifique, como sucedió luego del derrocamiento de Saddam Hussein en 2003.

Una crítica de la política exterior del presidente Obama, es que él es cauteloso en extremo, ejerciendo una mayor ponderación sobre los costos de la acción que de la inacción. La sombra de Iraq -conflicto que Obama calificó de la "guerra tonta" de George W. Bush, se encuentra en la toma de decisiones, sobre todo lo relativo a la Inteligencia sobre las armas de destrucción masiva; Libia dejó su huella también ya que, aunque Obama dio ayuda militar a los rebeldes libios, el asesinato del embajador de norteamericano junto a tres ayudantes y los informes de las armas sueltas inundan toda la región. Al reflejar la diferencia entre el triste realidad actual y los planes de Obama para la era post-Bush, lo que viene a la mente es que se trataba de una cantidad de buenos deseos: a la luz de los horrores de Siria, Obama se ve culpable de exceso de confianza, y de arrogancia de creer que por ser más listo que Bush podría evitar las trampas que le atormentaban.

Ahora una intervención en Siria podría ser más difícil debido a que los grupos rebeldes están muy fragmentados; las diversas facciones no ayudan -no sólo ahora en el campo de batalla- sino que tampoco lo harán más adelante cuando llegue el momento de reconstruir a Siria, una vez que Bashar Al-Assad se haya ido. Con un enfoque de tipo Bosnia, la minoría alawita de Al-Assad mantendría una sección del país, muy probablemente a lo largo de la costa, donde la policía local sería la principal fuerza de seguridad; aunque lo mismo, Al-Assad tendría que dimitir e irse al exilio y los kurdos mantendrían secciones similares del país del norte, compartiendo las principales ciudades centrales.

Los ataques aéreos también representan un dilema para el régimen de Al-Assad asediado. Si no responde, se verá débil y abre la puerta a más ataques aéreos; pero cualquier represalia militar contra Israel lo arriesgaría a una intervención de Tel Aviv en un momento de debilidad interna dejándolo a merced de un ejército más poderoso y en un conflicto más amplio.


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