Según declaraciones del presidente sirio, Bashar Al-Assad, difundidas por la estación televisión Al-Manar -propiedad del grupo libanés Hezbollah- Siria ha recibido el primer envío de misiles rusos antiaéreos S-300 transportados vía aérea desde Rusia. Un funcionario de la estación confirmó a The Associated Press que los comentarios fueron vertidos durante una entrevista exclusiva de Al-Manar, emitida el jueves por la tarde; cuando los aviones israelíes atacaron cerca de Damasco a un depósito de misiles iraníes -supuestamente destinados para Hezbollah a principios de este mes- Siria no respondió pero ayer el canciller sirio, Walid Al-Muallem dijo a la cadena libanesa Al-Mayadeen que “Damasco tomará represalias inmediatamente si Israel ataca el territorio sirio de nuevo”.
Esta es la advertencia más grave del régimen sirio contra de Israel desde el comienzo del conflicto marzo 2011, pero no estaba del todo claro si había una relación entre el comentario de Al-Muallem y el envío de Rusia. Los hechos abonan los temores de una carrera armamentista -no sólo entre las fuerzas de Al-Assad y los rebeldes que luchan para derrocar su régimen- sino también en el resto del Medio Oriente; el sistema S-300 tienen un alcance de hasta 200 kilómetros, sumado a la capacidad de rastrear y atacar varios objetivos al mismo tiempo, por lo que Siria tendría la capacidad de efectuar acciones preventivas a larga distancia sobre el espacio aéreo israelí o libanés.
Israel ha llevado a cabo varios ataques aéreos contra Siria en los últimos meses, supuestamente destinados a la destrucción de armas para Hezbollah, y aunque no está claro si los aviones de combate israelíes entraron en el espacio aéreo sirio para lanzar esos ataques, con los nuevos misiles S-300 en poder de Siria esa capacidad de la Fuerza Aérea israelí de golpear en el interior del país será limitada.
El asesor de Seguridad Nacional israelí, Yaakov Amidror, advirtió a diplomáticos europeos que Israel "evitará que los misiles S-300 se conviertan en operativos", eso puede lograrse si Al-Assad no recibe todo el sistema o mediante un sabotaje de las baterías. Los israelíes se destacan en la guerra electrónica: en 1982, cegaron a las unidades antiaéreas sirias -de origen soviético- suministrados a Líbano y destruyeron 19 sin pérdidas de aviones; en 2007, aviones israelíes destruyeron un posible reactor en Siria con una tecnología similar; y en 2013, para alcanzaron objetivos sirios en al menos tres ocasiones evitando las defensas antiaéreas sirias.
En Washington, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Caitlin Hayden, señaló que "nuestra preocupación por el continuo apoyo de Rusia al régimen sirio a través del suministro de armas y el acceso a los bancos rusos es conocido. Proporcionarle armas adicionales a Al-Assad -incluyendo sistemas de defensa aérea- sólo prolongará la violencia en Siria e incitará a la desestabilización regional”. Un portavoz de Asuntos Exteriores del Reino Unido y de la Commonwealth, que pidió no ser identificado de acuerdo con la política del gobierno, dijo: "Esta es una decisión inútil por parte de los rusos, suplir a un régimen que ha demostrado ser incapaz de usar sus sistemas de armas proporcional o discriminadamente".
Rusia había prometido la entrega del sistema de misiles S-300 al gobierno sirio a pesar de las objeciones occidentales, argumentando que la medida ayudaría a estabilizar el equilibrio regional en momentos que la insurgencia siria es apoyada por Occidente y los países árabes; Moscú es un firme aliado de Al-Assad y la operación se parece más a un desafío a la Unión Europea para que desista de armar a los rebeldes sirios. Una fuente cercana al Ministerio de Defensa ruso dijo que había habido una "transferencia bancaria" -en relación con la operación S-300- pero que los bancos rusos estaban nervioso sobre cómo tratar con el régimen sirio, pero se efectuó una transferencia bancaria.
La misma fuente señaló que “los bancos no grandes y no se basan en Moscú. Más allá de la cuota inicial se produjo casi con toda seguridad un segundo pago, tal vez una tercera parte." El año pasado, una fuente cercana a la rusa de exportación de armas Rosoboronexport precisó que Siria había pagado el 20 % del contrato, pero que tema se congeló debido a la guerra civil del país. A principios de este mes, se informó de que Israel le había dicho a EE.UU. que Siria había comenzado los pagos de u$s 900 millones, para la compra de S-300, con una primera entrega en un plazo de tres meses.
Tanto un sabotaje israelí o el uso abierto de la fuerza abierta para interrumpir la entrega por parte de Rusia es extremadamente improbable, ya que según el presidente sirio los primeros misiles ya han llegado. Lo que sigue es el plazo para el despliegue operativo de los sistemas S-300, si bien en Damasco señalaron que todos los componentes del sistema se encontraban en Siria y que el personal sirio cualificado ya estaba disponible, el Ministerio de Defensa ruso dijo que no sabía de ningún sirio entrenado por Moscú y estimó la finalización de la entrega del sistema S-300 en "6 a 12 meses a partir de ahora".
Los rusos están a la ofensiva, los estadounidenses están jugando el papel del oyente, y en ocasiones de árbitro, y los franceses están jugando el papel de defensor de la oposición siria. Los rusos trataron de determinar la agenda de la conferencia de Ginebra II. Moscú quiere, no sólo para establecer un gobierno de transición, sino también discutir el futuro político de Siria y sus obligaciones internacionales –una cubierta legal de la influencia de Moscú- para compartir influencia en Siria y determinar el futuro de Siria junto a los proyectos de reconstrucción; Rusia puede hacerlo porque las notorias contradicciones entre norteamericanos y europeos se lo permiten: mientras EE.UU. trabaja hacia la celebración de la conferencia, la UE trata de sabotearla ya que es sabido que en los últimos meses, los libios han comprado armas de tres países europeos: Italia, España y Francia, y entregaron esas armas a la oposición siria a través de Turquía.
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