La violencia estalló el viernes en Siria, un día después que los monitores árabes completaron su misión de un mes, al finalizar las oraciones en las mezquitas que preceden a las manifestaciones a favor y en contra del presidente Bashar Al-Assad. Las fuerzas de seguridad impidieron las oraciones en la mezquita Omari, en la ciudad de Daraa -cuna de las manifestaciones- por quinta vez consecutiva; el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de una fuerte presencia de seguridad alrededor de las mezquitas en la ciudad portuaria de Latakia y que en la provincia de Idlib, las fuerzas de seguridad devolvieron los cuerpos de seis personas que habían desaparecido dos días antes.
El Consejo Nacional Sirio (CNS) con sede en Estambul, dijo que su líder, Burhan Ghalioun, y varios miembros del CNS se reunirán con el Secretario de la Liga Árabe, Nabil Elaraby y los ministros de Relaciones Exteriores árabes para tratar de convencerlos que refieren el caso de Siria a las Naciones Unidas.
El CNS también buscaría un informe duro de la Liga Árabe sobre la violencia en Siria, en particular, el comunicado del CNS sostiene que se pedirá a la Liga Árabe exponer y condenar los actos de genocidio y crímenes de guerra en Siria. El CNS tiene como objetivo que la ONU establezca una zona restringida en Siria -similar a la de Libia- seguida por una zona de exclusión aérea y ataques militares contra las fuerzas del presidente Al-Assad; la insurgencia liderada por el Ejército Libre Sirio (ELS) se está consolidando en algunas áreas y la oposición pacífica se está volviendo una lucha armada.
Human Rights Watch dio a conocer hoy una carta pública dirigida a la Liga Árabe y los cancilleres árabes donde se les pide la publicación en su totalidad del informe final de la misión de observación en Siria e insta al Consejo de Seguridad que imponga sanciones específicas para detener la matanza en curso; Human Rights Watch ha documentado violaciones por las fuerzas de seguridad contra los manifestantes y los pasos del gobierno sirio para interferir con el trabajo de la misión, incluyendo la detención de un manifestante herido el 1 de enero de 2012. Human Rights Watch instó concretamente a la Liga Árabe a trabajar con el Consejo de Seguridad e imponer un embargo de armas a Siria, sanciones contra los individuos responsables de graves violaciones, el acceso sin trabas a las misiones humanitarias, periodistas extranjeros y organizaciones independientes de DDHH, un llamado al gobierno sirio para que coopere con la Oficina del Alto Comisionado para DDHH (ACNUDH) en el establecimiento de una presencia de vigilancia de los DDHH en Siria y referir los casos de Siria a la Corte Penal Internacional (CPI).
Los activistas han establecido como lema principal de las protestas semanales "Libertad a los prisioneros de la Revolución" e instan a los sirios a salir a las calles para exigir que el gobierno cumpla con su promesa a la Liga Árabe de liberar a decenas de miles de personas arrestadas desde que las protestas comenzaron en marzo pasado.
Mañana se reunirán los Ministros árabes de Relaciones Exteriores en la sede la Liga Árabe de El Cairo para decidir si extienden la misión por un mes más o aplican acciones más duras contra el régimen sirio, cuya represión no ha cesado aun con los observadores en el terreno. La misión, la primera en su tipo de la Liga, ha sido muy criticada desde el principio debido a su reducido número, a las limitaciones para el acceso a observar correctamente en amplios sectores, a la presencia de observadores con dudoso pasado en materia de DDHH y a la falta de profesionalismo en sus procedimientos.
Estos antecedentes han dividido a los activistas y grupos de DDHH –antes de conocerse el informe- entre los que inicialmente apoyaron a los monitores y ahora sostienen que se debe abandonar la misión y referir el caso al Consejo de Seguridad frente a los que desean la continuidad de la Liga y rechazan la intervención extranjera.
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