La violencia continua en Siria mientras la Liga árabe analiza en El Cairo la situación del país, a la luz del informe de la misión de observación de 30 días, y evaluará mañana los pasos a seguir para estabilizar el escenario sirio y frenar la creciente ola de violencia de ambos bandos.
La agencia estatal de noticias de Siria (SANA), informó que un grupo terrorista realizó dos explosiones en la carretera que une las ciudades de Idlib y Ariha, matando a 14 prisioneros e hiriendo a 26, además 6 guardias de la policía resultaron heridos de un convoy que se trasladaba a bordo de vehículos blindados. En otros lugares de la provincia de Idlib, soldados se enfrentaban con desertores del ejército que se han unido a la insurgencia y en Jebel al-Zawiya los cuerpos de tres soldados fueron encontrados cerca de la aldea de Babolin.
Según fuentes diplomáticas, todo parece indicar que la Liga va a ampliar su misión de observación en Siria, debido a la falta de un consenso árabe y a una decisión internacional sobre la manera de detener la violencia en el terreno. Aunque el general sudanés Mohammed Al-Dabi -jefe del equipo de observación- presentará hoy su informe al comité de la Liga para Siria y mañana se consideran las medidas a seguir, hasta hoy todo parece indicar que se renovarían las misiones, sin embargo no se precisó si con el mismo formato o habrá modificaciones.
El gobierno de Siria está interesado en evitar una acción más dura por la Liga Árabe o Naciones Unidas, por lo que ha tratado de demostrar que está cumpliendo con el plan que exige un alto a la violencia y por ello ordenó la retirada de los militares de las calles, la liberación de los detenidos, ha permitido el acceso de los monitores, los medios de comunicación y ha abierto un diálogo político con los grupos de oposición. Pero la oposición considera que estas medidas no fueron cumplidas honestamente y muchas fueron solo realizadas en apariencia para que los observadores las vean y luego todo volvió a ser como era antes; Burhan Ghalioun, jefe del opositor siria Consejo Nacional Sirio (CNS), también en la capital egipcia se reunirá con miembros de la oposición y los funcionarios de la Liga Árabe para exigir que el caso de Siria sea referido al Consejo de Seguridad de la ONU, con la meta que éste sancione una resolución para establecer una zona de seguridad e imponer una zona de exclusión aérea en Siria.
Occidente sigue manteniendo una postura muy crítica sobre el régimen sirio, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, denunció el viernes la feroz represión que Al-Assad hace contra de su pueblo; pero no han podido superar la oposición de China y Rusia a cualquier resolución del Consejo de Seguridad que condene a Siria o la imposición de sanciones como las propuestas por el CNS.
EE.UU. y la UE han endurecido sus sanciones económicas esta semana, pero no han demostrado ningún deseo de organizar una intervención militar al estilo de Libia para ayudar a los opositores de Al-Assad, tanto a los insurgentes como los manifestantes pacíficos. El jefe del Comité Militar de la OTAN, General Knud Bartels, señaló al finalizar el foro “Diálogo Mediterráneo de la OTAN” -que reúne a Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez- que existe una preocupación por la agitación en la región, pero no hubo una discusión sobre una intervención militar directa de Siria y que de hecho no hay planificación al respecto.
Pero la opción propuesta por el Primer Ministro de Qatar, Sheikh Hamad bin Khalifa al Thani, quien encabeza el comité sobre Siria de la Liga Árabe de enviar tropas árabes a Siria -debido al fracaso de la misión de observadores- todavía no ha sido discutida en la reunión. Sheikh Hamad es el primer líder árabe en sugerir públicamente la intervención militar en Siria.
EEUU. advirtió en un comunicado del Departamento de Estado que podría cerrar su embajada en la capital de Siria, debido a la deteriorada situación de seguridad, la decisión todavía no se ha tomado; pero se envió una solicitud al gobierno sirio donde se pide que tome medidas concretas en los próximos días para proporcionar medidas de seguridad adicionales a la sede diplomática. La Casa Blanca volvió a pedirle al presidente Bashar Al-Assad que detenga la ofensiva contra los manifestantes y renuncie, diciendo que su fin es inevitable; el portavoz Jay Carney dijo a periodistas en Washington que el presidente sirio mantiene el poder pero se le está escapando.
Los críticos apuntan que los monitores árabes sólo han servido para darle cobertura diplomática al presidente Al-Assad para que llever a cabo un incremento de la represión contra sus oponentes y trate de estabilizar al país desalentando a los manifestantes a lo largo del país; ciertamente desde que llegaron los observadores a Siria la tasa de muertes no bajó, sino que se incrementaron notablemente y de allí la renuencia de la oposición para que se establezca una segunda ronda de observadores.
Si bien las autoridades sirias han liberado a cientos de detenidos, se anunció una amnistía y se llegó a un transitorio acuerdo de alto el fuego con los rebeldes armados al norte del país, muchas de estas medidas son cosméticas y no apuntan al fondo de la situación, por ejemplo se liberaron 32.000 detenidos por las manifestaciones, pero quedan aproximadamente unos 65.000 y todos los días se producen nuevas detenciones.
El régimen sirio y la oposición se encuentran en un punto muerto y dependerá de la decisión de la Liga Árabe o algún otro organismo internacional la solución de la situación, pero sin lugar a dudas, lo más preocupante es el tiempo que se demora la resolución y el consiguiente incremento en la cantidad de víctimas.
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