En el frente de batalla, los activistas de los distritos del este de Damasco, dijeron que los soldados dispararon al aire mientras avanzaban junto a los tanques más allá de lugares que ocupaban días atrás los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), luego de tres días de intensos enfrentamientos que dejaron al menos 100 muertos. El levantamiento contra Al-Assad ha entrado en una nueva fase en las últimas semanas, cuando la insurgencia encabezada por el ELS, decidió desde Turquía atreverse a golpear en las afueras de la capital.
El Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, señaló que espera que el Consejo de Seguridad apruebe un proyecto de resolución que pide al presidente sirio, Bashar Al-Assad que cese la represión y deje el poder en manos de un interino; el actual proyecto apoyado por la Liga Árabe, EE.UU., Francia y Gran Bretaña solo depende de la posición de Rusia al respecto. China, que al igual que Rusia tiene derecho a veto en el Consejo, también tiene reservas sobre el proyecto y en el pasado ambos Estados vetaron una resolución redactada por los países europeos en octubre, que condenaba a Siria y amenazó con sanciones.
Ban puso de manifiesto la necesidad de llegar a una salida acordada por los miembros del Consejo de Seguridad ya que no se puede continuar con la presente situación. La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los DD. HH., Navi Pillay, expresó su alarma por la escalada de la violencia y pidió a las autoridades sirias a detener la matanza de civiles, mientras que también instó a las fuerzas de oposición a mostrar moderación; el portavoz de la ONU sobre DDHH, Rupert Colville, también instó a las autoridades sirias a detener la matanza de civiles en Siria y pidió a los combatientes de la oposición a extremar la prudencia también y asegurarse que no haya más muertes innecesarias.
El Viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Gennady Gatilov, subrayó la oposición de Moscú al proyecto, pero no llegó a una amenaza explícita de bloquearlo mediante el veto; Rusia ha dicho que el proyecto occidental-árabe es inaceptable en su forma actual ya que estaría condenado al fracaso. El Ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, dijo que Rusia no permitiría que el Consejo de Seguridad aprobase una acción militar en Siria.
Siria ha sido más firme punto de apoyo de Moscú en el Medio Oriente, paga en efectivo por las armas rusas y alberga una instalación naval de mantenimiento en el puerto de Tartus –la única base militar de Rusia fuera de la antigua Unión Soviética- por lo que Moscú difícilmente acceda a perder estos objetivos de política exterior a cambio de nada. Si bien es cierto que los argumentos rusos para oponerse a la resolución que pide la salida del poder del presidente Al-Assad tiene como contracara sus propios intereses, la declaración de Lavrov sobre la alternativa que un vacío de poder conduzca a una guerra civil es una posibilidad tangible más aun luego del giro de las manifestaciones hacia la violencia.
La oposición no consigue establecer un frente común debido a las profundas divisiones entre los jóvenes e históricos, ricos y pobres, urbanos y rurales e inclusive dentro de los grupos islámicos lo que se refleja en las diferentes estrategias a corto plazo, a largo plazo y en los objetivos políticos de cada sector; estas fragmentación dificulta los planes occidentales para presionar al régimen sirio a que negociar con la oposición, aun suponiendo que el presidente Al-Assad se retire del poder y asuma su Vice, no todos los diferentes grupos de la oposición apoyan esta opción. El Consejo Nacional Sirio (CNS) es el grupo de oposición que tiene mayor cantidad de seguidores –no una mayoría decisiva- y es el que tienen mejor dialogo con EE.UU., Reino Unido, Francia y Alemania.
Pero el CNS, que apoya la propuesta de la Liga Árabe en favor que Al-Assad entregue el poder a un sucesor, tiene intrínsecamente una debilidad que no ha podido superar y es la falta de contactos de los líderes del CNS con las bases en Siria; por otra parte al CNS le preocupa que el ELS pueda convertirse en un cuerpo militar independiente, se sabe que muchas unidades no responden a los controles civiles e inclusive algunos combatientes actúan de acuerdo a sus propios intereses.
Frente a este escenario, Rusia sostiene que la renuncia de Al-Assad no debe ser una condición previa para un proceso destinado a poner fin a los enfrentamientos en Siria y los cambios políticos deben ser discutidos como parte de un proceso de paz; además Rusia también ha criticado la amenaza de "nuevas medidas" en caso de incumplimiento y que se ponga la responsabilidad de la violencia sobre las autoridades sirias, Moscú dice que los opositores también deben compartir la culpa. Es de esperarse que Rusia no apruebe la presente resolución ya que la abstención en el caso de Libia permitió la intervención militar de la OTAN; por otra parte Vladimir Putin -quien es candidato a la presidencia- ha criticado duramente su campaña la resolución del Consejo sobre Libia y no desea abrirle el juego en Siria a Occidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario