viernes, 6 de enero de 2012

Nuevo atentado conmociona a Siria



Una explosión golpeó el barrio de Al-Midan en Damasco, la agencia oficial de noticias siria (Sana) informó que la cifra de muertos inicial se estima en 25 - entre ellos los restos de 15- y 46 heridos, la mayoría de ellos son civiles. La explosión tuvo lugar cerca de Hassan Al-Hakeem, una escuela primaria y según información preliminar un atacante suicida se explotó en un semáforo en Al-Midan en momentos que era la hora de mayor tráfico en una zona densamente poblada.

El Ministerio del Interior dijo en un comunicado que el modus operandi de los ataques y la selección de áreas específicas –densamente pobladas con el fin de matar al mayor número posible de civiles- tiene las características típicas de Al-Qaeda.

Este atentado terrorista es el tercero sobre después de dos ataques terroristas, menos de un minuto entre ellos, dirigidos a la Dirección de Seguridad del Estado y a otro servicio de seguridad en Damasco el 23 de diciembre de 2011, marcaron el inicio de una escalada de ataques terroristas. Los dos atentados anteriores, de acuerdo con las investigaciones, se llevaron a cabo por dos atacantes suicidas con dos autos con explosivos, causando un saldo de 44 víctimas y 166 heridos.

El área de Al-Midan ha tenido una alta incidencia en las protestas contra el gobierno de Bashar Al-Assad en el curso de los diez meses de levantamientos. El atentado sucede en momentos que muchas personas se dirigían a las oraciones del viernes, también es sabido que luego de las oraciones suceden la mayoría de las protestas.

El constante deterioro de la situación en el terreno ha forzado, por un lado a figuras de la oposición siria a solicitar una intervención directa internacional, y por otro lado a estudiar salidas alternativas por otros países. Burhan Ghalioun, líder del Consejo de Nacional de Siria (CNS) y una de las mayores facciones opositoras, sostuvo que le estaba pidiendo a la comunidad internacional evaluar todas las opciones posibles para crear y hacer cumplir una zona de seguridad y para detener las atrocidades que se cometen en las ciudades de Siria; concretamente Ghalioun desea una zona parcial de no vuelo, con una superficie limitada ya que la presencia de monitores de la Liga Árabe no ha detenido la violencia.

Rusia ha estado explorando la posibilidad de la “solución de yemení” para Siria, sin entrar en demasiados detalles. El Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, dijo públicamente en dos oportunidades en menos de una semana, que estaba impresionado por el acuerdo de beneficio mutuo entre el presidente yemení, Ali Abdullah Saleh y sus opositores; fuentes cercanas a Moscú señalan que una iniciativa rusa se dará a conocer a Siria a finales de enero basada en el modelo del yemení.

La iniciativa será una creación tanto de los norteamericanos como de los rusos, pero va a ser mostrada como una oferta de Rusia; EE.UU. no quiere participar directamente en los asuntos sirios a un nivel tan cercano ya que está en plena carrera electoral para las elecciones presidenciales de 2012 y subsiste el temor que una intervención norteamericana socave la legitimidad de los movimientos sociales en la calle siria. Tanto EE.UU. y gran parte de la Unión Europea, le habrían dado libertad de acción a los rusos para llegar a una solución de Siria en coordinación con la Liga Árabe.

Este modelo de solución tiene varios aspectos racionales. Por un lado, Rusia ha mantenido lazos estrechos desde la llegada de Hafez Al-Assad al poder cinco décadas atrás y los ha profundizado con su hijo Bashar Al-Assad, por lo que Rusia conoce de primera mano las limitaciones del régimen y es su principal aliado internacional. Una salida de este tipo le aseguraría a Rusia la continuidad de sus intereses vitales en el país y no se vería un avance occidental en la región, en especial luego de la caída de Gadafi en Libia a manos de la OTAN.

Las próximas semanas serán cruciales para determinar la suerte de Al-Assad, Rusia no está impresionada sobre los cambios y ello explicaría la prisa con qué el régimen ha establecido tres puntos importantes en la agenda política de las próximas cuatro semanas, todos destinados a satisfacer las demandas rusas:

1. Una nueva constitución que acaba con el monopolio del partido Ba’ath. El nuevo sistema sería una democracia parlamentaria, en teoría, y rompería con la hegemonía presidencialista.
2. Un congreso del partido Ba’ath de sentar las bases políticas para la post- Ba’ath en Siria. El partido Ba'ath congreso se celebrará en la primera semana de febrero.
3. Un gabinete de unidad nacional que incluye a figuras de la oposición siria.

Sin embargo la sustitución del régimen de Al-Assad no es sencilla. Los rusos invitaron al Comité de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático (CCN) para conversaciones en Moscú en enero, en lugar del Consejo de Nacional de Siria (CNS) claramente respaldado por Occidente; a finales de 2011 Rusia mantuvo reuniones con el CNS, pero las conversaciones fracasaron ya que Moscú señalaba la necesidad de dialogar con el régimen, algo que el CNS rechazó.

El CCN es apariencia más pragmático y se ha mostrado predispuesto al dialogo con el régimen sirio como parte de un proceso de reformas, pero no cuenta con una base de poder amplia como el CNS que tiene entre sus filas a la Hermandad Musulmana. La disparidad de agendas, entre uno y otro grupo de oposición, pone en duda la viabilidad del plan ruso, en especial luego de la firma de entendimiento entre el CCN y el CNS que se derrumbó a 24 horas de producido; esta ruptura fue impulsada por miembros del CNS ya que su presidente, Bourhan Ghalioun, había firmado el acuerdo sin consultar con el consejo ejecutivo.

El informe de la misión de observadores de la Liga Árabe será tratado mañana en El Cairo y de él dependerá la suerte de la iniciativa rusa. Si el informe es suave, es decir la culpa se divide 60-40 entre el Estado y los grupos insurrectos, esto podría impulsar el plan ruso y llevaría a un acuerdo una figura de la oposición -Hasan Abdul-Azeem, Haitham Manaa o algún otro- para establecer un primer ministro con verdaderos poderes y no un nuevo Adel Safar.

Si el régimen sirio se niega a esta iniciativa o si el informe de la Liga Árabe es en extremo condenatorio, las vías internas de negociación se cerrarán y difícilmente Al-Assad contará con la confianza de la calle árabe, Occidente y Rusia.

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