Las fuerzas del gobierno se enfrentaron hoy con desertores del ejército y atacaron los distritos rebeldes en Hama, en el centro de Siria, disparando morteros y desplegando francotiradores con un saldo de siete personas muertas; de acuerdo al grupo opositor Comités de Coordinación Local (CCL), el asalto militar cerca de Hama comenzó la noche del martes y las fuerzas atacaron varios distritos alrededor de Bab Qebli.
Mientras las operaciones por parte del régimen están golpeando a los rebeldes en Hama, los observadores de los Estados del Golfo dejaron el país después que sus gobiernos dijeron que estaban en contra que el derramamiento de sangre y matanza de inocentes continuasen y señalaron que el presidente Al-Assad no estaba interesado en aplicar la iniciativa de la Liga Árabe. Pero Damasco se comprometió a permitir la continuidad de misión de monitoreo -ahora extendida hasta 23 de febrero- para verificar el cumplimiento del plan de paz y los monitores en el terreno coinciden en señalar que la salida de los países del Golfo no tendrán un impacto en el trabajo de la misión –de 170 ahora quedan 120- ya que pronto serán sustituidos por otros, debido a la necesidad de sumar más personal en el terreno.
Pero los Estados del Golfo no han abandonado el asunto sino que están re direccionado el enfoque y ahora la presión se trasladó al Consejo de Seguridad para que tome el plan de la Liga Árabe. La decisión de Siria de extender el término de la misión de observadores, tras la retirada de los Estados Golfo, parece estar diseñada para evitar que la situación sea tratada en el Consejo de Seguridad; de hecho el Ministro del Exterior sirio, Walid Al-Moallem, confía que Rusia mantendrá su posición de meses en el Consejo de Seguridad y no permitirá la injerencia extranjera en los asuntos internos del país.
Embajadores árabes han mantenido consultas con sus homólogos en la ONU, mientras que el Consejo de Seguridad sería informado por el Secretario General de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, y el Primer Ministro de Qatar, a cargo del Comité para Siria de la Liga, según lo indicó el embajador británico; un diplomático occidental dijo que el Consejo de Seguridad estaba trabajando en una nueva resolución con los miembros árabes, que podían suscitar el apoyo pleno del Consejo a la decisión de la Liga Árabe.
Qatar, Marruecos, EE.UU. y el Reino Unido se encuentran entre las naciones que están tratando de superar la resistencia rusa a imponer sanciones a Siria mediante la promoción de un proyecto de resolución del Consejo que contaría con el respaldo árabe. La medida propuesta "condena la continua y graves violaciones de los DDHH y las libertades fundamentales" de las autoridades sirias y pide que el régimen de AlAssad aplique las resoluciones de la Liga Árabe para una transición política; ayer el Primer Ministro de Qatar, Hamad Bin Al Thani, dijo que se iban a presentar todas las resoluciones árabes al Consejo de Seguridad para que la máxima autoridad en el mundo pueda adoptar una resolución.
Rusia adelantó que seguirá oponiéndose a las sanciones contra Siria e indicó que efectuará ningún cambio en su postura sobre la represión del gobierno del presidente Bashar Al-Assad contra los manifestantes. Sergei Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores ruso, reiteró la oposición de Moscú y pidió que las negociaciones en Naciones Unidas no sea una aprobación "post facto" de las decisiones "unilaterales" de las potencias occidentales, tras reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía en Moscú.
EE.UU., el Reino Unido, Japón, Italia, Chile, Kuwait y Qatar están entre los 26 países que apoyan una iniciativa para expulsar a Siria del Comité de DDHH y de la UNESCO, una decisión que marcaría la primera vez que dicha Agencia de Naciones Unidas remueve a un miembro. La iniciativa es promovida después que Siria fue elegida en noviembre para integrar un panel de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura; una carta firmada por 14 embajadores de la UNESCO insta a "responder a los llamamientos para una acción concertada para hacer frente a la atroz situación de los DDHH en Siria”, UNESCO agregará este punto en la agenda de su reunión del próximo mes.
El plan de la Liga Árabe, que le pide al presidente Bashar Al-Assad su dimisión y delegación de poderes a un interino mientras que un gobierno de unidad se forma como un preludio a la celebración de elecciones libres presidenciales y parlamentarias para elaborar la nueva constitución tiene un punto débil: el acuerdo del presidente Al-Assad para dimitir. Aunque la Liga Árabe ha renovado el mandato de su misión de observación en Siria durante un mes, la misma es probable que no llegue a ningún lado ya que el gobierno sirio no ha demostrado mayor interés en ejecutar acciones que pongan en riesgo su propia supervivencia.
Esta serie de frustraciones por parte de la Liga Árabe ha empujado a algunos de sus miembros a considerar la intervención militar como una opción viable, pero ciertamente esta podría transformarse en una nueva fuente de frustración sino se tiene un plan para el escenario pos Al-Assad. El problema hoy en Siria no es la intervención militar –altamente inviable desde la OTAN y la Liga Árabe- sino la falta de una figura de la oposición que pueda contener las luchas sectarias que podrían emerger luego de la caída del régimen, que pueda representar a las clases medias y sea respetada por los militares.
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