Desde el momento que surgió la iniciativa de mediación sirio-saudita, una cosa quedó en claro y era que ambos actores habían dejado de lado su enemistad del pasado para, en una actitud realista, unir sus filas contra la expansión de un adversario común: Hezbollah.
Ciertamente los intereses para contener a Hezbollah no son los mismos en Siria que en Arabia Saudita. Siria no desea perder su influencia en Líbano a manos de Irán, y no desea posiciones que provoquen ataques israelíes y mucho menos que la región se desestabilice. Riad, por su parte, no quiere perder la influencia que los sunitas tienen en Líbano y tampoco desea una confrontación - externa o interna – que afecte sus inversiones locales.
Por ello no es casual que la figura de Najib Mikati surja desde la oposición, pero con el respaldo sirio-saudita.
Mikati, al igual que otros políticos libaneses como los parlamentarios Neameh Tohme y Safadi Mohamaad que tienen intereses comerciales con Arabia Saudita, rompieron filas con la Coalición 14 de Marzo y se embarcaron en la conformación del nuevo gobierno en Líbano.
No es casual que Safadi y Tohme hayan viajado a Arabia Saudita en el período previo a las consultas parlamentarias; el propio Mikati señaló que había realizado los contactos necesarios, aunque no dio más detalles sobre los mismos. Arabia Saudita comprendió que Hezbollah y otros grupos políticos libaneses se iban a abstener de apoyar a Saad Hariri nuevamente, por lo que permitió la elección de una figura que no sea extremista.
Paul Salem, director del Centro Carnegie Oriente Medio, señala que un político y hombre de negocios astuto como Mikati no permitiría que la Coalición 08 de Marzo propusiese su nombre a menos que haya recibido garantías de los sauditas que el Reino estaba dispuesto a llegar a un acuerdo sobre el Tribunal. Hezbollah no puede ir totalmente en contra de Arabia Saudita, y ese es el límite de su poder; por otro lado Hezbollah, prescinde del nombre del próximo Primer Ministro – como sucedió con la postulación de Karami – porque su verdadera meta es el Tribunal Especial.
El Vice-primer ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal al-Miqdad, dijo que su país apoya a un gobierno que represente la voluntad del pueblo libanés, en alusión al gobierno de Mikati.
El Ministro del Exterior sirio, Walid al-Moallem, señaló que los estados occidentales no deberían entrometerse en los asuntos regionales. En referencia a Líbano dijo que la comunidad internacional en su conjunto - no sólo de Damasco - debe respetar la independencia de Beirut.
Siria se ha convertido en un interlocutor para los actores occidentales y árabes, sobre Líbano, a partir de su intermediación con Arabia Saudita y frente al temor de que Hezbollah consolide la influencia de Irán en la región.
La visita del Canciller británico, William Hague, a Damasco para discutir las preocupaciones bilaterales marca la necesidad de contar con Siria para contener la influencia iraní. La posición británica sobre la situación fue muy clara, al finalizar la reunión Hague declaró "Creemos en un diálogo franco y activo entre Siria y el Reino Unido, a pesar de las cuestiones sobre las que nuestros gobiernos han estado en desacuerdo en el pasado y, por supuesto, podemos estar en desacuerdo en algunos aspectos en el futuro".
Por otro lado, la situación de Líbano ha favorecido la posición siria frente a EE.UU. El envío del embajador Ford es una manifestación de la necesidad que tienen las potencias occidentales de buscar canales de diálogo para evitar la desestabilización del Medio Oriente; Siria está involucrada directa o indirectamente en muchos de los conflictos de allí la necesidad de contar con Damasco para su solución.
Ciertamente los intereses para contener a Hezbollah no son los mismos en Siria que en Arabia Saudita. Siria no desea perder su influencia en Líbano a manos de Irán, y no desea posiciones que provoquen ataques israelíes y mucho menos que la región se desestabilice. Riad, por su parte, no quiere perder la influencia que los sunitas tienen en Líbano y tampoco desea una confrontación - externa o interna – que afecte sus inversiones locales.
Por ello no es casual que la figura de Najib Mikati surja desde la oposición, pero con el respaldo sirio-saudita.
Mikati, al igual que otros políticos libaneses como los parlamentarios Neameh Tohme y Safadi Mohamaad que tienen intereses comerciales con Arabia Saudita, rompieron filas con la Coalición 14 de Marzo y se embarcaron en la conformación del nuevo gobierno en Líbano.
No es casual que Safadi y Tohme hayan viajado a Arabia Saudita en el período previo a las consultas parlamentarias; el propio Mikati señaló que había realizado los contactos necesarios, aunque no dio más detalles sobre los mismos. Arabia Saudita comprendió que Hezbollah y otros grupos políticos libaneses se iban a abstener de apoyar a Saad Hariri nuevamente, por lo que permitió la elección de una figura que no sea extremista.
Paul Salem, director del Centro Carnegie Oriente Medio, señala que un político y hombre de negocios astuto como Mikati no permitiría que la Coalición 08 de Marzo propusiese su nombre a menos que haya recibido garantías de los sauditas que el Reino estaba dispuesto a llegar a un acuerdo sobre el Tribunal. Hezbollah no puede ir totalmente en contra de Arabia Saudita, y ese es el límite de su poder; por otro lado Hezbollah, prescinde del nombre del próximo Primer Ministro – como sucedió con la postulación de Karami – porque su verdadera meta es el Tribunal Especial.
El Vice-primer ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal al-Miqdad, dijo que su país apoya a un gobierno que represente la voluntad del pueblo libanés, en alusión al gobierno de Mikati.
El Ministro del Exterior sirio, Walid al-Moallem, señaló que los estados occidentales no deberían entrometerse en los asuntos regionales. En referencia a Líbano dijo que la comunidad internacional en su conjunto - no sólo de Damasco - debe respetar la independencia de Beirut.
Siria se ha convertido en un interlocutor para los actores occidentales y árabes, sobre Líbano, a partir de su intermediación con Arabia Saudita y frente al temor de que Hezbollah consolide la influencia de Irán en la región.
La visita del Canciller británico, William Hague, a Damasco para discutir las preocupaciones bilaterales marca la necesidad de contar con Siria para contener la influencia iraní. La posición británica sobre la situación fue muy clara, al finalizar la reunión Hague declaró "Creemos en un diálogo franco y activo entre Siria y el Reino Unido, a pesar de las cuestiones sobre las que nuestros gobiernos han estado en desacuerdo en el pasado y, por supuesto, podemos estar en desacuerdo en algunos aspectos en el futuro".
Por otro lado, la situación de Líbano ha favorecido la posición siria frente a EE.UU. El envío del embajador Ford es una manifestación de la necesidad que tienen las potencias occidentales de buscar canales de diálogo para evitar la desestabilización del Medio Oriente; Siria está involucrada directa o indirectamente en muchos de los conflictos de allí la necesidad de contar con Damasco para su solución.
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