miércoles, 12 de enero de 2011

Siria y Arabia Saudita no lograron establecer su plan

Arabia Saudita y Siria no han logrado llegar a un acuerdo para contener las tensiones en el Líbano a partir de la investigación sobre el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafiq al-Hariri, por el Tribunal Especial para Líbano.

Los dos estados árabes, han trabajado desde finales de julio buscando superar profundos desacuerdos entre las partes sobre el Tribunal, que ahora amenaza con un posible conflicto sectario.

Desde la oposición a Hariri se culpó a la intervención extranjera, concretamente el parlamentario Fneish culpó a los Estados Unidos, de obstruir los intentos de Riad y Damasco para encontrar una solución.

Hariri ha estado en Nueva York desde el viernes donde sostuvo conversaciones con el Rey Abdullah de Arabia Saudita, la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, el Presidente Obama, el Secretario General Ban Ki-moon y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Antes de esta rueda de conversaciones, Hariri dijo en una entrevista que la iniciativa de Arabia Saudita y Siria estaba completada y a la espera de su aplicación, pero que correspondía a Hezbollah y sus aliados para dar el primer paso.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, quien se encuentra en Qatar, habló por teléfono con el Presidente de Siria, Bashar al-Assad y ambos evaluaron los acontecimientos en el Líbano. Más temprano el miércoles, Erdogan se reunió con el emir de Qatar Hamad Bin Khalifa Al Thani, y más tarde se reunió con el príncipe heredero de Qatar, jeque Tamim Bin Hamad Al Thani.

El canciller turco, Ahmet Davutoglu, espera Hezbollah reconsidere las renuncias y expresó su apoyo a los esfuerzos de mediación de Siria y Arabia.

Arabia Saudita, por su parte, instó a Hezbollah a reunirse con el gobierno el Primer Ministro libanés Saad Hariri, advirtiendo que la volatilidad del país podría llevarlo a la violencia. El canciller saudí, Príncipe Saud Al-Faisal, consideró en una rueda de prensa que la renuncia sería peligrosa, ya que habría los enfrentamientos en los cuales se destruiría todo lo construido hasta el momento.

Esta situación no representa un fracaso ni mucho menos, por el contrario, señala un nuevo camino dentro de las relaciones bilaterales sirio-sauditas y propone un nuevo modelo de relacionamiento dentro del mundo árabe con interlocutores que son reconocidos por las partes y no son cuestionados o rechazados.

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